La autoestima
Hoy comparto un tema recurrente en cualquier formación o proceso de acompañamiento, la autoestima. Querernos es fácil cuando las cosas van bien, cuando nuestros objetivos se están logrando o nos encontramos en un buen momento, tenemos un subidón de amor propio, maravilloso disfrutar de ello. Para mí, la verdadera autoestima implica «a pesar de», a pesar de los malos malos momentos, a pesar de comportamientos que no nos gustan, a pensar de ese maldito sentimiento de culpa… De tal manera, que la autoestima se convierta en un sentimiento genuino, que permite reconocer nuestros fallos y querer subsanarlos, pero que tiene una base tan sólida que permanece arraigada.
Cuando hablamos de autoestima, hablamos de cómo nos percibimos de manera afectiva. La autoestima es un componente fundamental de nuestro ser y afecta todas las áreas de nuestra vida. Implica aceptarnos y amarnos incondicionalmente tal como somos en este momento. No se trata de alcanzar una imagen de perfección, sino de valorarnos como individuos únicos.
El camino hacia a la autoestima es un proceso que no se da de la noche a la mañana si es que no hemos tenido la suerte de haber desarrollado una buena base desde la infancia, pero algunas de las actitudes que nos pueden ayudar son:
- Practicar la autenticidad: Permítete ser tú en todas las áreas de tu vida. Expresa tus pensamientos, emociones y necesidades de manera honesta y sin temor al juicio de los demás. La autenticidad fortalece tu autoestima. ¡Ojo con confundir la autenticidad con la falta de respeto hacia las demás personas y el sincericidio de decir todo lo que se te pase por la cabeza!
- Cultivar el autoconocimiento: Tómate el tiempo para explorar quién eres realmente. Presta atención a tus emociones, necesidades, deseos y valores. Conócete en profundidad y busca alinear tu vida con tus verdaderas aspiraciones. Cuanto más te conozcas, más fuerte será tu sentido de identidad y valía personal.
- Acepta tanto tus luces como tus sombras: Todos tenemos cualidades únicas y también áreas en las que podemos mejorar. Acepta tanto tus fortalezas como tus debilidades sin juzgarte. Reconoce tus logros y celebra tus éxitos, pero también permítete cometer errores y aprender de ellos. La aceptación de tu totalidad te ayudará a cultivar una autoestima sólida.
- Cuidar de ti mismo/a: Prioriza tu bienestar físico, emocional y mental. Dedica tiempo regularmente a actividades que te nutran y te hagan sentir bien contigo mismo. Esto puede incluir practicar ejercicio, tener hobbies que disfrutes, descansar lo suficiente, alimentarte de manera saludable y rodearte de personas positivas que te apoyen.
- Evitar la comparación: La comparación constante puede socavar tu autoestima. Recuerda que cada persona es única y tiene su propio camino. Enfócate en tu propio crecimiento y desarrollo personal, sin dejarte influenciar negativamente por los estándares externos.
- Celebrarte: Reconoce tus éxitos, por pequeños que sean, y celébralos. Aprende a valorar tus logros y méritos personales. Celebrar tus triunfos refuerza tu autoestima y te motiva a seguir avanzando.
- Tener apoyos: Busca relaciones y entornos que fomenten tu autoestima. Mantén cerca a personas que te valoren y te brinden un apoyo genuino. Evita a aquellas que constantemente te critican o te hacen sentir mal contigo.
- Practicar la autocompasión: Sé amable contigo y date permiso para cometer errores. Trátate con la misma compasión y cuidado que tendrías hacia un ser querido. Reconoce tu humanidad y que mereces amor y aceptación incondicional.
¡Cuídate y sigue creciendo!