El cuerpo como guía
Cambiar su mente es cambiar su cuerpo. Cambiar su forma de pensar es cambiar su forma de ser, funcionar de manera diferente.
Stanley Keleman
Me gustaría que antes de seguir leyendo, te detuvieras en la frase de inicio y la procesaras con un poco detenimiento, ¿crees que es cierta?. En mi opinión, en ella está condensada la guinda del pastel de todo proceso de transformación o evolución personal.
Cuando hablo de transformación, no lo hago desde un lugar en el que queramos cambiar o modificar algo, ya que eso implica que hay algo que está errado, ni siquiera desde la idea de modificar una actitud que nos hace daño (por ejemplo la impaciencia o la irritabilidad), sino con el ánimo de estar en el camino de poner luz sobre como hacemos lo que hacemos. Poner luz es poner conciencia para que generar un espacio entre un disparador (una cola del super muy larga) y la conducta en sí misma (gestos de impaciencia) lo cual genera muchísimas más posibilidades a la conducta, ya que amplía el abanico de respuestas sin estar siempre sometidos a la respuesta única y conocida, vamos , nuestro patrón o carácter.
Cualquier proceso de transformación pasa por desear algo y mantenerse en ese deseo, pero abandonando el resultado, que es lo mismo que no apegarnos a él.
En todo esto el cuerpo, la mente y las emociones juegan como equipo, el partido se gana cuando gana el equipo, y cualquier movimiento de uno de sus jugadores, impacta en el resto.
La transformación o evolución se da cuando lo comprendemos a todos los niveles, mental, emocional y también corporal, percibirlo a nivel de sensaciones e In-corporarlo. Cualquier cosa que impacte en alguna de estas áreas impacta en el resto (recuerda a los jugadores).
En la entrevista a Mar Moreno, ella habla del cuerpo y el movimiento como una guía de cómo hacemos lo que hacemos, y que el nos permite encontrar referencias internas que permiten navegar el mundo interno y actuar en el mundo de una manera global y en armonía.
Me gusta mucho esa imagen de la estrella porque, en mi experiencia personal, cuanto mayor consciencia pongo el cuerpo, mayor conocimiento interno recibo. Recibo información cuando algo está bien o mal para mí, y es lo primero que trato de escuchar para después pasarlo por el filtro de la razón.
Me facilita mucho la gestión de ciertas circunstancias que percibo como amenazantes o estresantes ya que trato de volver al eje, o me trae al presente. Además, el cómo estoy respirando me revela la manera en que me estoy vinculando con el entorno, ¿te has fijado en cómo has respirado durante el confinamiento?, yo si, era una respiración que abarcaba el cuerpo de manera más global, como los bebés cuando respiran y se les mueve todo el cuerpo.
El cuerpo es una forma de volver a mí, cuando las circunstancias están muy revueltas, tumbarme en la colchoneta y hacer alguna clase de movimiento consciente me regula y equilibra. También me da la oportunidad de movilizar de una manera “amable” aquellas partes del cuerpo que permanecen quietas y eso facilita la vitalidad, dado que los procesos energéticos del cuerpo están relacionados con el estado de viveza de éste, y viceversa.
Te propongo un ejercicio simple para que entrenes tu capacidad para sentir, evaluar y responder a los estímulos, una especie de sexto sentido que es la conexión contigo misma/o.
Moshe Feldenkrais descompuso la acción en cuatro componentes: movimiento, sensación, sentimiento y pensamiento. Elige una acción que hagas de manera habitual en tu día a día (por ej. lavarte los dientes) y hazla lo más lento que puedas, prestando atención a cómo lo haces, qué músculos mueves, si hay algo que estás tensando que y podrías hacerlo más suave, cómo respiras, que sensaciones tienes (la pasta de dientes en tu boca, el cepillo frotándose contra tu dentadura), qué emociones surgen y en qué piensas.
Te sugiero que lo anotes y que pongas especial atención a los pensamientos que aparecen cuando haces esa actividad de manera tan lenta y consciente.
Como siempre, me encantará saber cómo te ha ido, porque de verdad creo que el cuerpo es una gran puerta de acceso a nuestro ser.