Decir ``no``
Decir no es, para muchas personas, algo muy difícil, porque tiene que ver con la capacidad de poner límites y con experiencias que han influido mucho durante la infancia. Te voy a ser sincera, es algo que me ha costado mucho tiempo aprender, así que te voy a contar parte de mi propia experiencia personal.
En lo personal, la única manera que he encontrado para poner límites de manera sana, esto es, sabiendo qué quiero, respetándome, y respetando a la otra persona y, por añadidura, quedándome satisfecha con cómo he actuado, es profundizando en mi propio auto conocimiento. Encuentro que es muy importante averiguar cuál es el impulso verdadero que lleva a decir casi siempre que si, este impulso es diferente en cada persona, tendrás que ver cúal es el tuyo. Tiene que ver con si estás respondiendo desde la niña/o de desde la adulta/o. En mi caso, he podido comprobar que decía que sí porque me emocionaba y entusiasmaba enseguida (como una niña) y además, había algo que tenía que ver con una necesidad de pertenencia y vínculo, tú motivación es algo que tendrás que investigar a través de poner conciencia.
Siguiendo con mi experiencia a modo de ejemplo, a corto plazo traía muchos beneficios (de esto hablaré en otro post), pero a la larga mucho desgaste y desmotivación. Y aquí va otro de los puntos interesantes a tener en cuenta, los beneficios a corto plazo y las consecuencias a largo plazo, y es que es el niñ@ quien quiere lo que quiere inmediatamente y el adulto quien valora si es el momento, básicamente sostener el retardo del beneficio.
Como ya he dicho, decir no tiene que ver con los limites, y métete esto en la cabeza: los límites no son egoístas y no hace falta hacer daño para ponerlos. Éstos pueden ser muy difusos o, muy rígidos, y en determinadas ocasiones puede aparecer nuestro instinto más conservacional, ese que ante la percepción de que hay un intruso tratando de traspasar ese límite (sea esto real o no), se pone a la defensiva actuando bajo un instinto muy primario diciendo No de una manera que lejos de ayudarnos, genera un especie de guerra con el otro.

“Y mientras más cercanas las defensas de las fronteras, más altas son las probabilidades de guerra y hostilidad. Encontramos que siempre, las guerras comienzan en las fronteras”.
Fritz Perls
Hay una cosa que tienes que aprender, más allá de frases manidas, y es imposible gustar a todo el mundo, y aquí interviene la forma en que nos han educado, ya que hay dos factores determinantes en este sentido:
Las consecuencias de las conductas: Cuando no querías dar un beso a alguien o prestar tus juguetes, ¿Qué te decían?, educar no es nada fácil y ser funambulista en esa delgada línea entre enseñar valores como el cariño, compartir etc. y respetar la necesidad y los sentimientos del niño/a es todo un reto. En cualquier caso, aquí son muy importantes los refuerzos y los castigos, (sobre todo los primeros). Piensa bien sobre qué es lo que te reforzaban cuando alguien te pedía algo y tu no querías prestarlo.
Los modelos: Aprendemos de los modelos que tenemos, así que reflexiona sobre el tipo de relación que tenían tu padre y tu madre con respecto de los límites. Éstos, a nivel de expresión de los límites, se dividen en los siguientes estilos comunicativos.
- Sumiso: no expresan sus derechos y necesidades porque tienen la creencia de que pueden generar rechazo, o les cuesta hacerlo porque han tenido poco contacto con la energía de la rabia bien canalizada, incluso puede existir la creencia de que no es bueno disgustar a las personas.
- Agresivo: Excesivo contacto con la ira mal gestionada, percibiendo el mundo como un lugar hostil donde “si tú ganas, yo pierdo”, imponen sus ideas y tienen la creencia de que sus límites son más importantes que los de los demás.
- Pasivo-agresiva: Chantaje emocional. No se expresan lo que quieren claramente y externamente puede parecer una actitud pasiva, pero en el fondo se van a salir con la suya, no dicen No claramente, pero te pueden hacer sentir culpable si no era lo que ellos querían.
- Asertivo: Se respetan y respetan a las demás personas, en general pueden decir no y expresar lo que sienten, así como sus necesidades sin sentirse culpables, tiene mucha relación con el amor propio, y con el respeto hacia uno/a mismo/a, porque la idea es buscar un punto de encuentro entre el tu y el yo.
Revisa cómo fueron tus modelos y busca aquellos que te puedan servir en este momento.
En el siguiente post te daré algunas sugerencias útiles para decir NO.
El proceso de conciencia, tiene que ver con desidentificarte de tu patrón a través de la observación de los mismos y de reconocer las sensaciones y emociones y generando un espacio entre el patrón y el observador.
La conciencia está vinculada al cuerpo desde el punto de vista que cuando la carnalizamos, es mucho más accesible, gracias a las sensaciones, es posible esa especie de sexto sentido que guía, esto es, por ejemplo, cuando percibes a través de esas sensaciones que una persona no está siendo del todo honesta o cuando eres capaz de diferenciar un vacío existencial con el hambre y así no llenar ese vacío con comida.. Estas sensaciones permiten identificar el movimiento, los cambios, si estás bien o mal, sensaciones viscerales, o de relación con el entorno, el lugar que ocupas (tanto a nivel físico como dentro de cualquier sistema -familiar, amistades etc-).
Todo esto también te conecta con tu parte más instintiva, con el “ser animal”. Si quieres empezar a tener acceso a toda esa información que ya contienes, de la cual no eres consciente, tienes que aprender a escuchar al cuerpo. Al hacerlo te darás cuenta de que existen dos energías fundamentales que están presentes: la expansiva y la de contracción, una especie de movimiento pulsatorio que se da tanto en cada uno de los órganos como en el universo y que es muy parecido al de las medusas. Puedes verlo aquí.
Los desequilibrios entre ambas energías se manifiestan en la posibilidad o imposibilidad de realizar algunas acciones, una energía expansiva puede tener más dificultades para sostener algo que no le guste y una energía contractiva, dificultad para tomar acción. La energía equilibrada es la que se auto regula en función del momento, de los deseos y necesidades.
Habitualmente contraemos parte de esa energía, dado que hay una tendencia natural hacia un tipo de contracción que viene dada por el carácter, sumada a las reacciones ante los eventos externos que producen tensiones que comprimen el cuerpo e impiden la motilidad de nuestros órganos y la expansión del libre movimiento. Estas contracciones funcionan a modo de cinturones compresores que coinciden con los centros energéticos llamados Chakras.
Las técnicas corporales devuelven la posibilidad de que, tanto esa energía como el movimiento vuelva a fluir, recuperando la vitalidad y la capacidad auto reguladora del cuerpo, y hacerlo disponible para pasar a la acción cuando es necesario, y también para dar espacio al descanso, auto refugio, juego y placer, en otros momentos.